DOCTRINAS ESENCIALES

CREEMOS que la Palabra de Dios es una revelación objetiva, proposicional (1 Ts. 2:13; 1 Co. 2:13), verbalmente inspirada en cada palabra (2 Ti. 3:16), absolutamente inerrante en los documentos originales, infalible y exhalada por Dios. Enseñamos la interpretación literal, gramatical-histórica de las Escrituras la cual afirma la creencia de que los capítulos de apertura de Génesis presentan la creación en seis días literales (Gn. 1:31; Éx. 31:17). Enseñamos que la Biblia constituye la única norma infalible de fe y práctica (Mt. 5:18; 24:35; Jn. 10:35; 16:12–13; 17:17; 1 Co. 2:13; 2 Ti. 3:15–17; He. 4:12; 2 P. 1:20–21).

CREEMOS que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Dt. 6:4; Is. 45:5–7; 1 Co. 8:4), un Espíritu infinito, que todo lo sabe (Jn. 4:24), perfecto en todos sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mt. 28:19; 2 Co. 13:14), mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual.

CREEMOS que todas las personas nacen con una naturaleza pecaminosa que los separa de Dios y están en necesidad de reconciliación con Él. Esta reconciliación es ofrecida amorosa y libremente por Dios y exclusivamente encontrada a través de Jesucristo—el Hijo eterno de Dios, concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María, cuya vida sin pecado y muerte sacrificial en la cruz proporcionan el perdón del pecado necesario para la reconciliación con Dios. (Ro. 5:12; 6:23; Jn. 1:1; Hch. 10:43; 2 Co. 5:21; Gal. 2:16).

CREEMOS que el destino eterno de una persona se determina al creer o rechazar a Jesucristo y Su muerte sacrificial en la cruz. Los que creen son perdonados de sus pecados y reciben el regalo de vida eterna con Dios en el Cielo. Aquellos que rechacen esto serán juzgados por su pecado al experimentar la separación eterna de Dios en el Infierno, literalmente un lugar de sufrimiento. (Jn. 3:16; 1 Jn. 5:13; Mt. 10:28; Mt. 25:46; Heb. 9:27).

CREEMOS en la Iglesia universal como el cuerpo espiritual vivo de Jesucristo, del cual Él es la cabeza y del cual todos los que han puesto su fe en Él como su Señor y Salvador son miembros. (Mt. 16:18; Ef. 3:14-15; Ef. 4:4; Col. 1:18).

CREEMOS que el bautismo en água es el siguiente paso en la vida Cristiana después de que una persona ha recibido el perdón de sus pecados a
través de la fe en Jesucristo. Es la expresión pública de un cambio interior y del deseo de seguir a Jesucristo en obediencia. (Mt. 28:19; Hch. 2:38; Hch. 8:36-38; Hch. 10:47-48; Ro. 6:4).

CREEMOS en la ordenanza de la Cena del Señor, también conocida como la Sagrada Comunión (Santa Cena), que es la conmemoración de la muerte sacrificial de Jesucristo en la cruz hasta que Él regrese por Su Iglesia. (Mt. 26:26-29; 1 Co. 10:16-17; 1 Co. 11:23-26). 

CREEMOS en el regreso personal e inminente del Señor Jesucristo por Su Iglesia. (Ti. 2:13; 1 Co. 15:51-52; 1 Tes. 4:13-18; 1 Jn. 2:28; Ap. 22:20-21).

VALORES FAMILIARES FUNDAMENTALES

CREEMOS que Dios creó a hombres y mujeres a Su propia imagen y semejanza como la máxima expresión de Su trabajo creativo y que todos los seres humanos están exclusivamente dotados de dignidad y valor para Dios. Es responsabilidad de cada Cristiano afirmar la dignidad intrínseca y valor de cada ser humano bajo el entendimiento de que Dios no hace acepción de personas. (Gn. 1: 26-27; Sa. 139:14; Jn. 3:16; Dt. 10:17; 2 Cr. 19:7; Hch. 10:34; Gal. 2:6).

CREEMOS que todas las personas necesitan inherentemente la obra redentora de Dios en sus vidas. Mientras buscamos ayudar en este proceso, nos abstenemos de aprobar o participar en decisiones contrarias a los estándares revelados por Dios para el comportamiento humano en las Escrituras. (Mr. 12:30, 31; Stg. 2:1; Ro. 12:2; Jn. 3:3-8; 1 Pe. 1:3).

CREEMOS que cada ser humano nace deliberadamente en este mundo bajo los propósitos de Dios. (Sa. 100:3; Pr. 22:2; Je. 1:5).

CREEMOS que el orden de Dios para la unidad familiar es que los esposos amen sacrificialmente, honren (Ef. 5:25; 1 Pe. 3:7) y guíen espiritualmente a sus esposas (Efesios 5:26) y que las esposas respeten y se sometan a sus esposos (Ef. 5:22-23). Esto solo es posible cuando ambos se someten al Señorío de Jesucristo (Ef. 5:21). Los padres son responsables de enseñar a sus hijos valores espirituales y morales (Dt. 6: 4-9) y guiarlos a través de un ejemplo de estilo de vida consistente y disciplina apropiada (Pr. 22:6; Ef. 6:1-4).

CREEMOS que la Biblia es muy específica con respecto al comportamiento sexual aceptable. El comportamiento sexual aceptable está reservado exclusivamente para una unión matrimonial monógama entre un hombre y una mujer bajo mutuo consentimiento. Cualquier actividad sexual más allá de esto está prohibida por Dios. (Mt. 5:28; 1 Co. 7:2-3; Heb. 13:4; Ef. 5:3; 1 Ts. 4:3-5).

CREEMOS que Dios ha ordenado que el matrimonio sea una unión exclusivamente entre un hombre y una mujer. También creemos que una relación matrimonial está destinada a servir como un reflejo de la relación de Cristo con Su Iglesia. (Mt. 19:4-6; 1 Co. 7:2; Ef. 5:22-32).

CREEMOS que la Biblia enseña que Dios es la fuente y sustentador supremo de toda vida humana y que la vida humana comienza al momento de la concepción. Como resultado, todas las etapas de la vida humana, desde los no nacidos hasta aquellos de edad avanzada, deben ser respetadas y valoradas como el trabajo sagrado de Dios y deben ser atendidas y protegidas de una manera consistente con la ética bíblica. (Gn. 1:27; Sa. 31:15; Is. 45:12; 1 Ti.6:13; Sa. 51:5; Sa. 58:3; Jr. 1:5).

CREEMOS que la adopción es a menudo una forma en que Dios elige bendecir a Su pueblo con hijos. El princípio de adopción se celebra en la Biblia y está estrechamente relacionado con la propia naturaleza de Dios. Nosotros apoyamos este princípio y el hermoso trabajo de crianza temporal y adopción para aquellos que sienten la dirección de Dios en este aspecto y quienes proveen hogares que reflejan los valores de Dios. (Sa. 68:6; Ef. 1:5; Gal. 4:5-7).

DOCTRINAS DISTINTIVAS DE CALVARY CHAPEL

CREEMOS que la Iglesia universal de Jesucristo debe ser honrada en sus expresiones locales independientemente de cualquier afiliación o diferencia denominacional. También reconocemos que Dios ha llamado al Calvary Chapel a existir como una iglesia no- denominacional al mismo tiempo que afirmamos nuestra unión con la Iglesia universal. (Jn. 17:17; 1 Ti. 6:3-4; 2 Ti. 3:16-17; 1 Pe. 1:23).

CREEMOS que el establecimiento y continuidad de iglesias locales es claramente enseñado y definido en las Escrituras del Nuevo Testamento (Hch. 14:23, 27; 20:17, 28; Gal. 1:2; Fil. 1:1; 1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:1) y que los miembros del único cuerpo espiritual son dirigidos a asociarse juntos en asambleas locales (1 Co. 11:18–20; Hch. 10:25).

CREEMOS que el Espíritu Santo es el agente sobrenatural y soberano en la regeneración, bautizando a todos los creyentes dentro del cuerpo de Cristo (1 Co. 12:13). El Espíritu Santo también mora, santifica, instruye y los capacita para el servicio, y los sella hasta el día de la redención (Ro. 8:9–11; 2 Co. 3:6; Ef. 1:13).

CREEMOS que el Espíritu Santo está actualmente activo dentro de la Iglesia de Jesucristo y distribuye dones espirituales para la edificación y madurez de la Iglesia. Exhortamos el ejercicio de estos dones según el orden y fruto del Espíritu Santo que lo acompaña. (Ro. 12:6-8; 1 Co. 12:4-11; Gal. 5:22-23; 1 Co. 12:13-31; 1 Co. 14:12; 1 Co. 14:26-40) El propósito de los dones es edificar a la iglesia y glorificar a Dios.

CREEMOS que el Espíritu Santo distribuye Sus dones dentro de la Iglesia. Nosotros exhortamos a todos los hombres y mujeres a ejercer sus dones espirituales al máximo posible. Es nuestra práctica que hombres y mujeres sirvan en la plenitud de sus dones espirituales de forma complementaria que demuestran su obediencia a vivir una vida que honra a Cristo, usando sus dones para glorificar a Dios y edificar Su Iglesia. Ro. 12:6; 1 Co. 11:3; 1 Co. 14:26; Ef. 4:1; Jl. 2:29

CREEMOS en la venida personal, inminente, previa a la tribulación y anterior al milenio del Señor Jesucristo por Su Iglesia; y en Su regreso físico a la tierra con Sus santos para establecer su Reino milenario. (Ti. 2:13; 1 Co. 15:51-52; 1 Ts. 4:13-18; 1 Jn. 2:28; Jd. 1:14; Ap. 19:11-16; Ap. 22:20-21

CREEMOS que las Escrituras revelan que Dios atrae soberanamente a los que serán salvos, y que también enseñan que cada persona es responsable de responder al Evangelio de Jesucristo para su salvación. Aceptamos la misteriosa unidad de estas realidades en la obra de salvación y tenemos cuidado de no enfatizar nunca una a costa de la exclusión de la otra. (Jn. 1:12-13; Jn. 6:44; Jn. 3:16; Jn. 5:40; Jn. 6:29; Jn. 6:65; Ro. 10:9-10; Ro. 11:33; Ef. 1:4-6; 1 Pe. 1:2; Is. 55:8-9)

CREEMOS que Dios exhorta la oración y la imposición de manos con la unción de aceite por los ancianos de la Iglesia para la sanación de los enfermos. También creemos que Dios es soberano en Sus propósitos y no está obligado a sanar ni se le puede ordenar que sane, manifieste riqueza material o haga milagros según la coerción del hombre, una práctica comúnmente conocida como "confesión positiva" o "teología de la prosperidad". (Hch. 6:5-6; Hch. 13:2-3; 1 Ti. 5:22; Stg 5:14-15; Dn. 4:35; Jn. 19:11; 2 Co. 12:7-11; Stg. 4:12).

CREEMOS que cómo miembros de la iglesia local es nuestro deber dar para aportar a la obra de Dios, suplir las necesidades de la iglesia local, la comunidad y sus líderes, siendo el dar de manera generosa un princípio claramente establecido en la Palabra de Dios (Hch. 20:32-35) por medio del cual se reconoce por parte del creyente, la soberanía de Dios sobre sus finanzas personales. La generosidad y el dar puede adoptar múltiples formas en el contexto de la iglesia local, se puede dar y ser generoso con el tiempo, dones y capacidades, cosas materiales, dinero, entre otros.

CREEMOS que cada cristiano debe dar como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría (2 Co.9:7).

CREEMOS que Dios desea el orden para Su Iglesia y lo establece llamando a hombres moralmente calificados y espiritualmente dotados para servir dentro de la Iglesia como pastores y ancianos. Es la responsabilidad de éstos el instruir, consolar, proteger, corregir y dirigir a la Iglesia de acuerdo con la Palabra de Dios. También creemos que Dios ha establecido un orden de sumisión dentro de Su propia naturaleza trina, la familia y Su Iglesia. (1 Co. 14:33, 40; Ef. 4:11; 1 Ti. 3:1-7; Jn. 21:17, Ti. 1:6-9

CREEMOS que la autoridad suprema de la iglesia es Cristo (1 Co. 11:3; Ef. 1:22; Col. 1:18) y que el liderazgo, dones, orden, disciplina y adoración son determinados por medio de la soberanía de Cristo como se encuentra en las Escrituras. Las personas bíblicamente designadas sirviendo bajo Cristo y sobre la asamblea son los ancianos, también llamados obispos, pastores y pastores-maestros;(Hch. 20:28; Ef. 4:11) y diáconos. Tanto ancianos como diáconos deben cumplir con los requisitos bíblicos y ser hombres moralmente calificados para servir. (1 Ti. 3:1–13; Tit. 1:5–9; 1 P. 5:1–5).

CREEMOS que estos hombres moralmente calificados para servir guían o gobiernan como siervos de Cristo (1 Ti. 5:17–22) y tienen la autoridad de Cristo al dirigir la iglesia. La congregación debe someterse a liderazgo de ellos (Hch. 13:7, 17).